sábado, 28 de octubre de 2017

Esfinge




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 Esfinge. Sucesiva vida del faraón Abasi.

Aflicción e intensa tristeza sintieron cuando Luki marchó a distinto espacio tiempo, motivo por el que acordaron (no) volver a tener mascotas. 

La llegada de sus dos mellizos contribuyó a que la pareja replantease el antiguo acuerdo aludiendo que a los niños les gustaría la compañía de un perrito y jugar juntos, sería bueno para ellos convivir con otra especie de ser vivo. 

Contaban seis años los hijos cuando los padres decidieron que era buen momento para adoptar a otro Luki. Los cuatro radiaban felicidad con la idea. 

★ Antes de comenzar la búsqueda.

Un día de juego en el jardín, los chicos encontraron en un lugar inusual del mismo a una gatita chiquita que no paraba de sollozar, ¿llamaría a su mamá?  Opinaron que abandonada y  prematuramente destetada. Los padres pusieron "el grito en el cielo" al verla. Sin motivo aparente tenían aprensión por los felinos. Cogieron de los brazos del hijo que acunaba a la bebé y depositaron fuera de la parcela dentro de una cajita con golosinas y esperanza de que alguien la adoptara o encontrara su mamá. 

Pasada una semana volvieron a verla en el jardín, un pelín más robusta y los pelos de punky. Rieron por la gracia del look y la casualidad.     

Prometieron y juraron solemnemente que se encargarían de ella para todo.  ¿Qué iban a hacer? Quizá a un gato se le pueda querer igual que a un perro. A fin de cuentas se consideraban amantes de los animales.

Con su pelo  punky  de pequeñaja a la que distinguieron por el nombre más raro que encontraron los críos; Ast, al poco de hallar hogar aspiró a ser ama  de la casa y habitantes. Saltaba por los sofás como si conociera la altura. Inspeccionaba la casa dejando notas territoriales que los niños eran obligados de limpiar. Luego fue por los dormitorios a subirse y jugar en las camas, enredando y mordiendo cobertor cubriendo de  pelos. Los padres ante la alergia se rascan y estornudan hasta desarmar cama y sacudido sábanas. Escaladas por alturas desafiantes dañando algún que otro canto y guarecerse en el ropero de la mujer. Más otras faraónicas travesuras felinas.  

¡Atrevida la gatita!  El matrimonio recela sobre la elección escogida. 

Algo mayor y pelo liso continúa por afín camino.

¿Qué es esto? A ella no le iban a poner un tubo enrollado tan horrendo para rascarse las uñas. Las limaría donde le diese la gana. Por encima o debajo de los sofás era buen y cómodo lugar. 

¿Y esta caja cerrada llena de tierra con mal olor? Me enseñan a entrar a través de una canija puerta que oscila y atrapa el rabo. ¿Acaso piensan que voy a vaciar mis intestinos ahí? ¡Pues están equivocados!

Ast  claudicó en utilizar la arena depositada en aquella caja al sentir un apretón. Aceptó con mala gana porque no había visto a nadie de la casa utilizar otro artefacto para vaciarse. Además le habían hecho oler las pistas que dejaba por la misma y no le gustó nada, eso, y los sonoros NO, con geta de palo que traspasaba sus tímpanos.  
Eran osados y aburridos. 


Besar con lengüetadas ásperamente dulces. Pasear coqueta por entre las piernas de esos humanos adoptivos regalando energía agradecida demandando mimos. Ronronear por una cariñosa caricia o sedar con idéntico sonido vibratorio el estrés de la familia. Recibir y dar compañía. Purificar la casa de nocivas energías o espantar a los visitantes fantasmas de los sueños.... Nada de eso tenía aprendido. 

Morder hincando dientes cuando la tocaban. Apartar con manos o patas, uñas en garra, o escabullirse en preciso instante que su instinto de cazadora advertía de ser acariciada o acorralada en brazos... Experta de maravilla. 
— Ahora no me apetece. ¡Patas, para qué os quiero!

Los niños empiezan a desilusionarse. Con el trabajo que les daba la dichosa gata y ni se deja atrapar cuando juega con ellos. Juegos que inicia  Ast  para salirse con la suya. Tenían marcado en un calendario los días para compartir cama y dormir junto a su relajada silueta. Nada de eso. Tocaba conformarse hasta que a ella le apeteciese dormir en compañía

La manta que le colocaron para descansar, ¡tan enternecida! Amamantaba afanosa un mínimo de dos veces al día aferrando sus manitas a ella cual senos, ronroneando de gozo hasta quedar satisfecha su boquita color rosa. Dejando tras de sí una parte de manta bien mojada. A nadie de la familia  obsequiaba con ese ronroneo  casi tántrico, saludable y misterioso. 

 Ast no comprendía aunque le daba igual que juntos o por separado, los de casa suspiraran al verla beber agua o la sabrosa leche del desayuno.  

— ¡Ahh, cómo me gustaría sentir el tacto de esa lengua lijadora en mi piel!   Pensaban con tierno deseo. 

Para conseguir los ansiados besos le daban de comer en la palma de la mano alguna exquisitez.  
¡Un logro!
— De seguida que nos quiera los concederá sin necesidad que le ofrezcamos la mano para sentir su lengua — Afirmaban con fe.

Vivía siendo emperatriz acomodada en donde apetecía y con todos a su servicio. Hasta en sueños semejaba disfrutar, alguna vez observaron un rictus triunfante en su dormida carita. 
  
Motivo de risa y sorpresa el día que la descubrieron bebiendo cerveza de las copas en puntuales ocasiones servidas. Tuvieron que rociarle agua en la cara con un pulverizador unas cuantas veces antes que desistiera de la costumbre.  Aborreció ser tocada tan insípida y rutinariamente y alejó de sí la cerveza así la tuviera presente. La permitían beber agua, (faltaría más) un platillo con leche en la mañana, y, ¡suerte de la manta!

 Este collar brillante y con pedrería de colores me queda bien, mucho mejor que aquel con sonido que me negué a poner. Ni que yo temiese llamar la atención con este ensordecedor campaneo . ¡Qué gusto verme diferente!

¡Espabilada la gatita!   
Sus necesidades biológicas comenzó a realizar en los baños de la familia aprendido de ver una sola vez, a uno de sus súbditos.

— Acordarse de bajar la tapa de los inodoros al utilizarlos. ¡Y me refiero a TODOS! — Dijo la madre.

No le importó,  Ast  en el jardín tenía controlado a unas plantas exóticas que nunca tocó, esta era perfecta ocasión de vaciar sus orificios y quizá, alguna la comería si le gustaba y repetiría si después sentaba bien. 

En seis meses el jardín aparentaba ser un consumido desierto dentro de la primavera y el otoño.

— ¡Esto ya no lo tolero! ¡La gata se marcha de aquí YA! — Dijo el padre enfurecido por el tiempo y esfuerzo que le costaba tener bonito el jardín.


Una oportunidad más para Ast.
Justo en el día señalado para dejarla en un refugio de animales le vino su primer celo, la familia conmovida por lo que debía estar sufriendo (anularon de momento su entrega.) Primerizo celo duradero por siete días en que todos acarician con esmero y peinan para calmarla. A  Ast  le gustan esos roces que aliviaban. Daban juguetes nuevos que distrajera y patés sabrosos para alimentarla. ¡Pobrecilla!
Semana si y otra no idéntico celo en el trascurso de tres meses. Aún no  podían entregarla, había adelgazado y se la veía, ¡tan frágil, tan hermosa en esa postura de Esfinge! 

Pasadas las ganas de celos/deseos,  Ast  revelaba una dosis de mutación caritativa con respecto a sus criados. Cada día busca de a poco el contacto humano. ¡Ilusionados!

Ast  va mudando miramientos y modales. Olvidándose de abusar y ser díscola dama. Se integra en la familia aceptando de buen grado las leyes establecidas. 

Mordisquea en lugar de besar lamiendo, con la diferencia que su tacto contiene sabor a beso al igual que su atenta mirada o parpadeo. No les ronronea empero, escucha atentamente al dirigirse a ella y va entendiendo que se la quiere correspondiendo con gráciles movimientos de rabo y orejas. Caricias permite unas pocas, no le gusta que manoseen tanto, caso contrario empuja delicadamente con una mano sin uñas o aleja a media prisa. 

La familia persevera con cariño, respeto, agrado y mucho amor.  

★  Ast,  en su saber instinto  cambia sentimientos equilibrando con ello la balanza a favor del platillo conteniendo el amor de corazón

Reemplazaron su manta de amamantar por un lienzo, ¿a ver que tal?   Ast  no entendía a qué se debía quitarle  su mayor placer, semeja conformada, si le aprieta el ansía, maullando  igual al sollozo de una bebé,  busca por casa su biberón para no olvidarse de ronronear cada vez más y mejor.  


La manta le fue repuesta al comprender la familia que cada vida tiene su hermosa peculiaridad de Ser y amar. ¡No iban a darle ese disgusto cuando ya la aceptaban, amaban, siendo una más de la familia!

Ast,  cálidamente amada, comienza a ver en los humanos que cuidan de ella y sirven de maravilla, una luminaria de colores brillantes que ondea con lucidez alrededor de cada uno de ellos. ¡A veces se entrelazan entre sí!

Nunca antes vi nada parecido, poseen belleza especial. — Se pensó.

En el siguiente celo considerado de adulta, los adoptivos padres plantean castrarla para que no sufra en esos lamentosos días, (según ellos imaginaban,) o traer a un gato vecino para que  Ast  procreara y ya decidirían que hacer con los retoños que irían naciendo, aunque tuvieran que abandonarlos a la suerte. Lo primero es Ast.

Por entonces  Ast,  el instinto de especie animal se está desarrollando con sensatez. En una parte de su cerebro guardaba el secreto  de una  elección  que podía descifrar en sueños. Tal vez fuese el motivo de pasar tantas horas durmiendo yendo a otras dimensiones alejada de la simplificada fisicalidad, en la cual su transformación a inocente inocencia fue notablemente percibida por el clan. 



A punto de castrarla vio en uno de sus sueños una fulgurante luz que rodeaba al progenitor de su hogar terrenal. La más hermosa y sonriente que contemplara jamás. Supo que ahí se podían comunicar con fluidez y entendimiento;

No debéis permitir que tenga descendencia ni obtenga placer carnal. Soy feliz y os amo, no necesito de nada más en este transcurso de tiempo.

Ast  contó al papá humano una historia que la conectaba con el espíritu de Abasi, Un secreto apenas descubierto. 

De vuelta a su estado físico transcurrido unos meses de plática abstracta, de vez en cuando queda como hechizada observando  con otros ojos una prodigiosa luz de complicidad que transmite amor y paz a través del hombre que le salvó de descender otro peldaño y posiblemente, ¿del inframundo? 


Ast, tan solo es una preciosa gatita que prodiga saludables cortesías y asombrosa idiosincrasia  en su hacer las gracias felinas a su familia adoptiva. 

Va olvidándose de la manta, de morder, arañar, abusar...   

Se centra en conocer a una especie viva nunca antes tratada correctamente. Una linda y buena criatura divina dejando atrás el ser ama de nada para amar a todo

No existe quebranto alguno que el verdadero amor pueda subsanar. 


Fin  نهائي

★ El color indica la carga que porta del espíritu de Abasi al igual que el pensar de Ast y finalmente el logro de su ascensión. 


Relato Kármico. Fuente de inspiración: 
La preciosa  "cómplice" del ser de  Isis en cuerpo de gata que vive en la misma casa que una servidora.  

  Isis; Nombre griego de una diosa de la mitología egipcia. Su nombre egipcio era  Ast, que significa trono.


 Próxima entrega: Reflexión sobre la conexión de las dos vidas según mi punto de vista. 

Leer la Reflexión del relato Kármico

Mila Gomez. 


viernes, 20 de octubre de 2017

Sentencia



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Sentencia. Tercera parte

Ω 

El platillo que sustentaba la verdad y justicia en momento alguno de la confesión de Abasi  estuvo equilibrado con el que contenía su corazón, a pesar de los intentos para conseguir equilibrar la balanza. 

No convenía otorgarle la vida eterna que merece un dios ni privilegios con los que deshonró su condición. Su próxima vida existiría con la cosecha que mejor aprendió a sembrar hasta saber sembrar mejor.  Experimentar el deseo en distinta versión.

Sin matar a nadie con propias manos, había dañado severamente quebrantando la Ley de causa y efecto sin importar siquiera enmendar sus actos con/pasión. 

Un suceso gozó a favor para que su corazón no fuese devorado y entregar su espíritu a las alimañas del inframundo; El sentido trance de ser extinto siendo programado para otra ocasión ser juzgado. Fue eliminado sin permiso por el placer de la actual esposa a base de envenenamiento y sortilegios.  Razón pesada juntamente con liberada. 

Quedará el misterio de si Abasi tiempo después alcanzaría a desarrollar conciencia suficiente para rectificar errores y calmado culpa.  

El pesaje del Alma reveló que más de la mitad de la isla Elefantina y Alto Egipto estaba fraccionado  con el proceder del faraón en orden, al pecado e impecabilidad. Abasi podía haber gozado de una sucesiva vida dignamente divina. Sin embargo, la conducta no fue lo intachable que cabría esperar de un dios/hombre responsable de un reinado. 

El excesivo e innecesario sufrimiento causado a tantas mujeres e hijos inclusive a quienes lo amaron de verdad no le libraría del castigo como tampoco de las bestias. Otras más benévolas se encargarían de él. 

El hecho de expirar siendo ajusticiado le otorgaba oportunidad de continuar creciendo en lugar de entregarle a los desmembradores del  inframundo. No obstante la sentencia sería rigurosa en cuanto al olvido como dios faraón para la posteridad. Quedaría reducido a cenizas. 


Ω

Osiris sentenció.
Escuchado al corazón y dictaminado el pesaje. Se te autorizará la opción de elegir nuevo retorno teniendo en cuenta la carga que padecerán mujeres poseídas que te amaron o complacido para las cuales fuiste despiadado. La de esos hijos que arrojaste de tu universo más a los que dejas sin enseñanza

Habrás de elegir. 
Vivir con cuerpo de mujer, complaciente y predispuesta para hombres y mujeres por cuyas dotes te harán confundir el amor con el placer según tú conciencia o cuerpo sienta sin por dicha confusión  conocer el verdadero amor. Obtendrás estímulos carnales y posesiones banales que consolarán discontinuamente. 

La otra elección. 
Existir por la gracia del instinto primario descendiendo un alto peldaño a especie animal. De tal manera atesorarás habilidad para encontrar hogar que entienda tu forma de amar y permita ser miembro de una familia. Si no lo consigues transitarás el camino de la soledad y competitividad por cuyo aliento será la supervivencia y ausencia de compasión que te ha caracterizado sirviendo como dios/hombre

Ninguna de las dos elecciones te permitirá disfrutar de genealogía a no ser, que por no escuchar ni prestar atención a lo que grabaremos en tu corazón vuelvas a errar y gracias al libre albedrío, descender otro peldaño en la evolución del espíritu y alma.

Continuará...

 Para leer la cuarta parte

Mila Gomez. 


viernes, 13 de octubre de 2017

El Juicio


          Según tradición y creencias, el espíritu del faraón Abasi fue guiado por el dios Anubis  ante el tribunal de Osiris  compuesto por 42 jueces encargados del interrogatorio  tal y como establecía las reglas del ritual. 


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El Juicio. Segunda parte


 

Y Mágicamente extraído el corazón del enjuiciado lo colocaron en un platillo de la balanza contra la diosa Maat exhibida  en pluma de avestruz, encarnando la verdad y la justicia. 


Si toda respuesta a las preguntas sobre su vida como faraón y hombre eran de impecable obrar y moralidad, pluma y corazón permanecerían en equilibrio y Abasi gozaría de vida eterna para el recuerdo de la historia como un dios, con superior bienestar colmado de paz y armonía. De caso contrario sería olvidado y enviado al inframundo en donde padecería una eternidad de castigo.


El fingimiento no tenía cabida en el juicio de Osiris siendo que Abasi tendría que responder sin omitir ninguna clase de conducta.  Una vez respondido a una larga lista de apuntes, Abasi juró no haber cometido pecado y recitó oraciones de "El Libro de los Muertos" entretanto el amanuense va anotando resultados del peso del corazón. 

 

Ω  La balanza de la justicia seguía sin alcanzar el punto de equilibrio.


Resumen De la censura más pesada de Abasi:

La historia en sí de la figura semidivina  que se está juzgando de cuyo corazón no daba señales de impecabilidad puesto que pesaba en demasía, fueron las respuestas  sobre su hábito habido con las mujeres que conoció. Mantuvo en muchas de sus relaciones trato dominante, vejación y abuso sexual verbal físico y psicológico. Algunas viviendo humilladas en privado o públicamente. 


Después de su primera Gran Esposa Real, esta fue sustituida por cinco que sin el mismo rango  cumplieron el papel de fieles compañeras complacientes y enamoradas. En el transcurso que duró sus doce años de reinado pasaron por sus manos y órganos noventa mujeres de preferencia esbeltas jóvenes de las cuales buen número  sin deshonrar. Treinta hijos repudiados sin importar desolador destino. Madre que osaba vengarse era expuesta como embustera y codiciosa entre otros adjetivos nada halagüeños. Abasi permitía al resto de súbditos humillarla sin sufrir castigo. Algunas altaneras y molestosas reconocidas como hechiceras, ordenaba desterrar lejos de la isla Elefantina así como a hijos y familiares.
Resumiendo A las aludidas citaciones:
Abasi confesó como pesado:
Ω  La mayoría de mujer que conocía recordaba mi posición para tomarla. Inspiraban con capricho y deseo las jóvenes menos tratadas y las de inocente mirada que exhibieran exuberantes senos convidando al regocijo. Fascinadas por mi idiosincrasia dócilmente son llevadas a una estancia. Evadiendo la vista de mis ojos van despojándose del ropaje. Desnudo e imitando a la ternura las dirijo al lecho.  A mi disposición, entretengo frotando sus pechos igual si se trataran de rollizas ubres de una ternera, libando sus oscuros y espigados pezones esperando saliera leche materna. Marcando con dientes y uñas esa piel tersa ofrecida tal si fuera gato en celo. Escuchar sus gemidos encubiertos de gozo excitaba al punto de coger un látigo con el que fustigar la tibieza de sus carnes para después de esparcir en ellas, agradezcan el buen saciar permitiendo besaran mis manos. Cachetear  con brío sus prietas y cándidas nalgas llenaba con tal delirio que las adentraba con verdadera lascivia sin importar sus mitigadas voces de dolor. El sentimiento  ambiguo que sacudía, en ocasiones apremiaba complacer de nuevo a la esencia afrodisiaca mientras las jóvenes tragaban palabras y lágrimas. Buscaban mis salivados labios tanteando de introducir su lengua para aplacar el salvaje instinto con que las cohabitaba, rechazando el gesto por aumentarme el placer de su agonía. En recompensa a la fogosidad las provocaba a jugar con mi lengua aumentando la excitación. Agradable y voraz fuego en mi interior cuyo simple deseo era sofocar brasas candentes aún presentes dentro del viril miembro.

Con algunas mujeres repetía e incluso en orgías en las que se incluían hombres estas servidoras de diversión. Algunas tuvieron la honra de enamorarse del rey que las poseía, es entonces que mi inapetencia por esas descendía hasta repeler su descaro y tomarlas si no deseaba a la que tenía enfrente. A las imprudentes madres reclamándome la paternidad de sus vástagos, aún seguro de ello, junto a toda su estirpe desterraba lejos de mi reinado. Reconozco que fueron  muchas a las que causé un dolor irreparable, pero nunca me importó.   
Abasí confesó como ligero:

Ω  Era rey,  dios, gran Abasi, con poder absoluto para hacer o deshacer, amo de súbditos bienes y leyes. Obré correctamente por ese permiso como figura semidivina y creencias religiosas que sustentaba de antepasados. Era razonable, legal tener a cuanta mujer quisiera y hacer uso de ella según apetencia. Después de la Gran Esposa Real con las cinco con las que conviví tuve gentilezas para con ellas quedando complacidas en los festejos y encandiladas con mi generosidad y servicios maritales, aunque recibieran alguna presión siempre quedaron conformes. Los hijos e hijas con los que fui obsequiado algunos fueron legitimados y suficiente consentidos, a los otros entregué a familias adecuadas.


Ω  Sin embargo el corazón seguía pesando en su contra.  


Abasi confesó como pesado:

Ω   La de sangre real que me enamoró por sus bellos ojos color esmeralda la distinguí  Gran Esposa Real y me concedió dos varones el primogénito sucesor del trono. Pero ese dulzón pegajoso que tanto le gustaba y pedía acabé aborreciendo, causante de una patética rutina y alejamiento de mi estima hasta sustituirla. Dolorida, conformada, le prometí que ninguna mujer ocuparía su cargo de guardiana y protectora del país al lado de mi trono. Es cierto, lo hice porque no conocía mejor modelo en la comunicación del linaje y la necesitaba en los acontecimientos de consiguiente finalidad. Y esos ojos de piedra verde tan serenos como el olvido nunca vi en mujer igual. 

Abasi confesó como ligero: 
Ω  Realicé bien el papel de faraón en el Alto Egipto ganando muchas batallas. Como varón necesitado de placer sosegué mis ansias con los modales que me convenían y dictaba la ley, la infidelidad estaba permitida. El atractivo y los ropajes de lino hablando de trasluz, las ornamentaciones de pedrería con amuletos  último diseño y maquillado los ojos paseando como quien era, sin remedio atraía a mujeres de toda sangre. ¿Cómo podía negarme al encanto de las más jóvenes y bien dotadas educadas para complacerme? Y esa exquisita cerveza fresquita servicialmente servida hacia bien su labor de estimulante. 

Si mi condición y conducta no fue lo suficientemente honrosa, a favor adjunto que una de ellas me embaucó para residir como sustituta de la cuarta compañera a base de maleficios y artimañas malévolas. Pero al enamorarse alocadamente, que yo continuara con festejos carnales obviando sus encantos la produjo los mortíferos celos que enviaron hasta el Gran tribunal de Osiris sin ser mi hora.

Continuará....

Para leer la Tercera parte

Mila Gomez.


viernes, 6 de octubre de 2017

Semidivina





Semidivina. Primera parte  

El Alto Egipto, en época del Nuevo Imperio reflejó desconcierto cuando aquel día soleado, se formó en el cielo una densa nube arrojando sobre las calles adoquinadas y de barro bolas de granizo impulsadas por un repentino e impetuoso viento, malogrando cosechas, el adobe y la paja de casas labriegas, azotando árboles y todo cuanto en camino encontraban. Hiriendo a campesinos, artesanos en sus quehaceres viales y a criaturas que jugaban a ver si ganaban al hambre. Lugares de la isla convertidas en rampas heladas. Gélidas esferas que arribaron hasta donde descansaban inertes una hilera de gigantescas figuras de piedra caliza y granito,  protectoras Esfinges de rostro femenino y cuerpo felino dando la bienvenida por el empedrado y cuidado acceso que conduce al palacio  de Abasi.

La isla Elefantina nunca anteriormente la sintieron tan vengativa.

La ignorancia, en especial el miedo pasmaron  corazones de miembros de la nobleza, artesanos, el ejército, a los trabajadores privilegiados, siervos  y esclavos. Ellos y el resto de súbditos en solitario unidos, oraban socorrida plegaria a los dioses para que el embrujo se convirtiera en agua llegando al delta del Nilo.

El agua pronosticó el fin de una figura semidivina que hasta último suspiro controló la vida del Alto Egipto en base a su sistema de creencias de inmortalidad, jerárquicas y políticas.

¡Había fallecido! Buena parte de la isla se alegró en tristeza y cabeza gacha, los restantes  desconfiaban del inesperado suceso y por otro lado del nuevo sucesor.

Una vez despedido de su esposo la Gran Esposa Real, el sacerdote funerario con la máscara de Anubis dio paso al ritual de momificación. Se recitaron hechizos mágicos con litúrgicos ceremoniales. Inclusión en la tumba de valiosos y hermosos objetos, con mobiliario que llevaría el muerto para disfrute en su otra vida. Asimismo se adjuntó a la tumba una vasija de terracota cincelada con bellas figuras aladas, dentro colocaron un grueso pergamino enrollado de exquisita belleza e ilustraciones de esmerada calidad; "El Libro de los Muertos," libro de oraciones para que el rey supiera rezar en el juicio por su buen reinar en obras y acciones realizadas en vida.

Al que vivió siendo faraón Abasi fue dejado en la necrópolis de El Valle de los Reyes a la espera  que vinieran a buscarlo para su juicio final, el acontecimiento más importante y trascendental para él. Entretanto su espíritu aprende a orar.  

Continuará....

Para leer la Segunda parte

Mila Gomez.