Quisiera
parar, aquietar la ruidosa mente
y dejarla en suspenso, en la nada,
en el vacío
del silencio.
Utilizar la libertad para saciar la calma
y regocijarme en las
huecas voces
de las hadas que susurran razón
en el ojo de la frente.
Acallar
las tormentosas voces delirantes
sin sentido que castigan mi alma
y magullan el
cuerpo sin contemplaciones.
Pensar que soy quien no puedo ver.
Sentir el pisar
de mis sueños
sin apenar el camino con
las espinas de mis voces.
Mila Gomez
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