La vacuidad con que aparenta poblar al
Universo está llena de susurros, imágenes y formas que con nuestra energía
componemos y descomponemos constantemente. A través de los pensamientos y de la
personalidad que transmitimos.
El planeta es un hervidero de vida en perpetuo
movimiento y absolutamente todo se comunica con nosotros incansablemente. Nada es estático, insubstancial o desligado a
uno, vivimos la vida dentro de otra vida más consciente, convergente y
apasionante. Y todo vive y se mueve dentro de uno.
Y en movimiento
viven los que estaban y se fueron, se llevaron la mente llena de recuerdos,
momentos buenos y otros menos, vividos. Con un aspecto luminoso que nunca les conseguimos
ver cuando formaban parte de la vida que conocemos.
Se llevaron las
horas, los años, las canas y arrugas con todo su contenido, las palabras nunca
pronunciadas y un manojo de lecciones por aprobar.
La vida sesgó
el tiempo en dos para volver a comenzar desde el principio. Nueva ocasión de
aprender y pasar a la acción con heroicos momentos de lucidez. Otros cuerpos
con diferentes nombres e increíbles encuentros conocidos. Nuevas experiencias
con las que irán enriqueciendo su rango de Ser.
El adiós
definitivo es un vocablo para definir; ya nos encontraremos caminando por la misma
vía en alguna de nuestras vidas.
Nada que tenga
que ver con el odio o la envidia o de cualquier otro calificativo mundano, detendrán los encuentros pactados que se hayan de
consolidar entre las Almas.
Está todo
escrito, dicho de antemano en el Libro de la Vida, el que refleja cada uno de
nuestros pasos en una historia individual, y cada historia se une a otra, y ésta
a otra y así hasta formar el único libro universal en el que estamos incluidos todos.
Se entrelazan
vidas, amores y traiciones.
@Mila Gomez
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