Entonces
el malhechor no puede hacer el mal sin la voluntad oculta de todos ustedes…. Y
cuando uno de ustedes cae, él también se cae por los que están detrás de él,
una advertencia contra la piedra del tropiezo. Ay, y él se cae por aquellos que
están delante de él, quienes pensaron más rápido y con paso más seguro pero no
sacaron la piedra del tropiezo… El asesinado no es considerado libre de
responsabilidad por su propio asesinato y, a quién le robaron no se le
considera sin culpa por ser robado… Sí, el culpable es a menudo la víctima del
que hirió.
"Khalil Gibran"
Cruzó profundos barrancos y altas
montañas, caminos estrechos colgados al borde de inmensos precipicios cuyo
fondo discurría el cauce del río. Frondosos
pinares, praderas y enebros oscurecían su verdor al compás de la llamada
nocturna, lenta y silenciosa, que brindaba el tórrido verano.
Cuando el sol se ocultó bajo el cerro, el crepúsculo advino tiñendo las altas cogollas de los árboles de un color naranja intenso. Aunque cansado y sudoroso, su atlética constitución y entrenamiento de su época pedestre, le permitió llegar a su objetivo antes que la luna se adueñara por completo de la noche.
Cuando el sol se ocultó bajo el cerro, el crepúsculo advino tiñendo las altas cogollas de los árboles de un color naranja intenso. Aunque cansado y sudoroso, su atlética constitución y entrenamiento de su época pedestre, le permitió llegar a su objetivo antes que la luna se adueñara por completo de la noche.
Oculta en un pequeño valle de altas
y espigadas mies a punto de recolectar, se enaltece la lujosa residencia Ávila.
Descendió con cautela por entre los almendros a través de un campo amapolar.
Descendió con cautela por entre los almendros a través de un campo amapolar.
Un muro de piedra y alta puerta
enrejada le frenaron el paso. En vano, tentó a la suerte
para abrirla con un breve y
apretado empujón. Sin dilación, sus dedos pasaron a blandir el rígido pasador, el chirrido de los goznes le alertó
a desistir. Comprobó que la
faja sujetaba bien el trabuco y los cuchillos, se quitó el cachirulo que cubría
su cabello, se secó el sudor de la cara con él, y volvió a colocárselo. Estudió las piedras al tacto
encaramándose por las grietas más abiertas.
Saltó cayendo en una cálida sábana
boscosa. Por su costado derecho el olor del florido tomillo del lindero, por el
otro, el casi salvaje aroma de las coloristas rosaledas. En medio de lo que
parecía un parque natural, que a su intromisión favorecía, un camino de
gravilla llegaba hasta la entrada de la casa, presidida por un silvestre laurel
y un porche sostenido con columnas; dentro: un sofá de mimbre, dos mecedoras de
madera, una mesa redonda y macetas con plantas cuajadas en flores.
Del hato extrajo cuatro aves
muertas asidas. Aguardó agazapado que expandieran el olor, sabía, que en pocos
minutos darían resultado. Dos perros negros aparecieron al mismo tiempo, corrían
hacía a él, sacaban espuma por la boca y enseñaban los dientes, sin embargo,
apenas salió de sus gargantas las amenazadoras protestas de bienvenida que
cabría temer, de dos machos guardianes de una casi fortaleza. Las aves lanzadas
los detuvieron, olvidándose del intruso.
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El cielo se pintó de añil
claroscuro, la media luna y los pequeños astros refulgían igual que luceros
colgantes. Cuchillo en mano por entre los olivos, anduvo unos quinientos
metros cuesta arriba hasta llegar a las cuadras, sin perder de vista las luces que se iban
encendiendo por la casa. Creyó ver un halcón sobrevolar por encima de su
cabeza.
Entró sin vacilar, sintió el cálido y fermentado tufo del establo, vahado por dos finos cirios. Los caballos y los burros estaban tranquilos. Cauteloso preguntó.
Entró sin vacilar, sintió el cálido y fermentado tufo del establo, vahado por dos finos cirios. Los caballos y los burros estaban tranquilos. Cauteloso preguntó.
─ ¿Hay
alguien aquí?
Detrás de una bala de paja salió
sonriendo Teresa.
─ ¡Querido
Pascual!, temía por ti. Entra rápido y cierra la puerta, no se vayan a asustar las bestias.
Igual que a un encontrado amigo, lo
abrazó y besó en las mejillas. Se acercó a un estribo esquinado de piedra,
cogió y encendió un quinqué para iluminar mejor la estancia.
─ ¡Me alegro tanto de verte!
Llegué a pensar que quizá no te arriesgarías a venir. Has sido muy valiente al
correr sin duda los peligros del camino.
Pascual contestó dirigiéndose a su
lado y, al encuentro de un plato con comida que Teresa le señalaba.
─No hubo problemas, tus
indicaciones de todo lo que podía encontrar me facilitaron las cosas. Además,
tus amos son muy confiados.
─Si, no están acostumbrados a
visitas inesperadas, y los perros apenas saben atacar. –Le respondió Teresa.
Pascual de pié, comía con buena
gana la carne de buey estofada y un trozo de magra con pan, acompañado de
generosos tragos de vino de la bota. Teresa a su espalda, sentada en una silla,
le observaba en silencio comer el sobrante de
cena que ella misma escogió. Habida cuenta su estómago, se giró despacio hasta
encontrar los trigueños ojos de la mujer. Presta se levantó, adivinando su
ferviente intención le propuso.
─Tengo
preparado un barreño con agua, estuvo todo el día al sol y guarda buena
temperatura, ah, y una
pastilla de jabón. Te sentirás mejor una vez te hayas quitado el polvo y sudor
del camino. Mientras tanto, lavaré tu ropa y repararé el calzado. Quiero que mañana
entres en la casa decente.
Obedeció más por quitarse el cansancio y relajarse, que por
la suciedad de los cuatro días caminando a pleno sol. Al terminar ambos con la
tarea, Pascual desnudo y mojado cogió el delantal que le alargaba Teresa para
tener algo con que secarse.
Continuará.... Clica Aquí para leer la segunda parte.
Mila Gomez.
Nota: Pedestre
Continuará.... Clica Aquí para leer la segunda parte.
Mila Gomez.
Nota: Pedestre
Mila puedo decir que al leer esta aventura, digo que es universal, de trote, de campear por las montañs, reguardarse el tiempo y de la noche en una cabaña o en un establo de aquel que tras de sus correrias de saltear caminos busca el cobijo intimo de teresa, a quien en el fondo de su corazon, la ama.
ResponderEliminarme encanta la escena del bandolero y del halcon peregrino.
Gracias por compartir Mila
Era mi intención, Gustavo, describir escenas de una época lejana cuyo protagonista principal es un bandolero. El halcón, es una figura importante en esta historia. Si continúas leyendo al final de cada capítulo está enlace al siguiente.
EliminarMe alegra de que hayas llegado a ella y te guste.
Gracias.
Querida Mila, este relato no lo había leído y es de lo más prometedor, dejas con la intriga de saber cuál es el desenlace seguro que será sorprendente.
ResponderEliminarMe ha encantado, ya los iré leyendo.
Besos todos, corazón bello!!!
¡Hola Marina!
EliminarCuando lo subí a Google supongo que aún no habíamos tomado contacto por la red. Gustó mucho y tuve alegrías con los comentarios. Ahora las musas están algo ausentes y decidí colocar el relato. Al final de cada capítulo está enlace al siguiente. Lo dejo en MeWe un tiempo.
El desenlace, seguro te sorprenderá, recuerda que nada es lo que parece.
Gracias por tu atenta y gratísima compañía siempre, querida.
Besos y abrazos, corazón bello!!
Muy preciosistas las detalladas descripciones de tu relato, querida Mila, llegan incluso al grado de poéticas. Y bueno, nos dejas en lo mejor, porque imagino que detrás de lo del delantal de mi tocaya vendrá una parte mucho más "intensa" (seré mal pensada, pero ya me imagino que a Teresa le interesa (perdón por el ripio) tenerlo limpito para lo que venga después, jeje. Y es que al bandolero yo me lo estoy imaginando como a Sancho Gracia cuando interpretaba a Curro Jiménez, apuesto y gallardo como pocos. También me viene a la memoria una taberna que aún existe en el precioso pueblo segoviano de Pedraza de la Sierra, donde las paredes se adornan con retratos de célebres bandoleros decimonónicos. Bueno, a la espera quedo de la continuación, de momento comparto esta entrega con mucho gusto. Besines :)
ResponderEliminarMayte, que bien me suenan tus palabras, gracias por esa valoración hacía el escrito. Sobre lo de imaginar que dices, jajaja, Teresa es posible que tenga otros planes para con Pascual, algo en semejanza con Sancho Gracia puede ser pero creo que ni por lo más remoto en este capítulo, puedes imaginar la trama. Me alegro de que te haya traído recuerdos segovianos.
EliminarTe diré que seguramente no suba más capítulos, puesto que al final de cada uno (incluido este,) hay enlace para seguir con la historia, son 8 más una reflexión que hago sobre los protagonistas.
Besos;)
Estos te los había leído, creo, ¿los tenías antes en otro blog, verdad? No lo recordé cuando lo leí ayer, pero más tarde, sí. Besines y disfruta mucho del finde :)
ResponderEliminarEl blog es el mismo, Mayte, pasa que lo tenía abierto a Google y cuando cerró este, todos los comentarios tanto los del perfil así como los que se hicieron dentro del blog, fueron eliminados por la "simpatía" de G+. Todas las entradas quedaron sin comentarios. No puedo decirte si leíste toda la historia del Bandolero, pero si crees que sí, seguro de fue así.
EliminarBesos, y feliz semana, amiga;)