La
vida continua imparable, a pesar de haber substraído de ella un opuesto al que
llamamos muerte. La muerte al provenir de la vida y ésta ser inagotable, el
saber morir resulta aterrador porque no sabemos cómo vivir con algo que se ignora y para lo cual, no fuimos educados. Y
es que la muerte no existe para ningún ser que tenga vida, solo existe la
transformación de la conciencia en un entorno lleno de vida.
Llegado
el momento de salirnos al encuentro lo que llamamos muerte, que aunque
inexistente creemos en ella, adónde nos va a llevar es a una incógnita, pues ni
ella misma lo sabe. Lo que sabemos puede traer consigo, es un fatídico
desenlace con todo cuanto conocíamos, pertenecía y amamos. Que vendrá sin permiso
ni mirarnos a la cara, sin preferencias, penas o consentimiento. Tampoco va a
preguntar si necesitamos más tiempo para arreglar algún asunto pendiente,
perdonar o pedir perdón, decir te quiero o dar un abrazo. La muerte no entiende
de prórrogas, salvo en contadas excepciones.
Pensamos
que tal vez pueda diferenciarnos y nos pueda instalar en uno de sus cielos, o
para otros quizás en la nada del olvido. Junto a sus liberadores tentáculos
marchan recuerdos y emociones selladas, y con toda la memoria seguirá su
progreso más allá de ella, de esa muerte temida que con mucho, te colocará en
el nivel que corresponde a tu estado de conciencia.
La
vida continúa a pesar de haber reconocido a su enemiga. La vida es una extensión
de sí misma, infinita y con un sin fin de sentido. La muerte no tiene cabida
para aquel que cree en la constante creación de vida. Se crea en cada instante,
con una semilla o con una sonrisa. Para nadie tiene la muerte un sentido.
La
muerte y la vida están unidas por una línea de tiempo, cuando termina una
comienza la otra sin dar tiempo a que aparezca un parpadeo. El ser humano la
traspasa convertido en luz y sabiduría de un hecho al otro. Y ese ínfimo
intervalo, es la insignificancia que separamos y no llegamos a ver en nadie. Por
eso todo ser, o cosa, parecen morir más tarde o más temprano.
Y si vida es lo
único que hay, la muerte ha de ser por fuerza una invención.
Muerte y Vida son las dos caras de una misma moneda mirándose en un espejo su reflejo distorsionado.
¿Cómo alumbrar si no hay oscuridad?
Mila Gomez.
Muerte y Vida son las dos caras de una misma moneda mirándose en un espejo su reflejo distorsionado.
¿Cómo alumbrar si no hay oscuridad?
Mila Gomez.
Con cada vivencia, vamos adquiriendo conocimientos sobre la vida y la muerte, en base a lo que nos cuentan, leemos y vemos en otros. Pero realmente, creo que nadie tiene una seguridad de cómo va a ser hasta que ambas se experimentan, puesto que no es la misma moneda para cada uno.
ResponderEliminarY ahí está la gracia de la vida y de la muerte: poder experimentar "Nuestra propia moneda única" es lo que hará que tengamos un viaje diferente con cada próxima moneda.
Es como si te subes a una atracción de feria; te subes a la noria, tienes una experiencia mientras dura esa atracción y cuando termina, te bajas y vuelves a casa con ese recuerdo que has vivido hasta la próxima vez que decidas volverte a subir a la noria de la vida.
Lo importante, es apreciar el tiempo que dura esa experiencia, para aprender de ella y disfrutarla. Porque ambas caras de la moneda, ¡Son increíbles y únicas!
¡Me ha encantado!
Un abrazo fuerte ;)
¡Hola Rocío!!!
EliminarQué grata sorpresa al ver esta entrada y encontrarme con tu comentario, disculpa la tardanza, ni cuenta jaja.
Qué bien se te da hablar de estos temas, se nota que el tema lo dominas. Dejaste plasmado un bello comentario que complementa a la reflexión. Cada experiencia es única e irrepetible, por eso debemos vivir, y sentirla a ser posible con toda consciencia. El tiempo pasa, que quede el recuerdo.
Gracias, tesoro, te enviaré un privado para decirte que te contesté.
Me alegro de que llegaras hasta aquí y dejado tu bella huella.
Un fuerte abrazo, cielo;)
Vida y muerte, sí, forman parte de una misma moneda. Sabemos que van unidas, que al venir al mundo lo hacemos con esas dos caras de la moneda, pero nos cuesta, más bien tememos a la muerte, incluso nos negamos a que así sea o deba ser. Es un proceso que entra dentro del mismo proceso de vida y creo que el temor a morir es lo que apuntas en unos de los párrafos del texto, nos vamos sin nada, abandonando personas, amistades, bienes materiales acumulados, etc, estamos apegados a todo ello y oponemos resistencia al hecho de morir. No sabemos cómo será ese momento, lo que sí sabemos es que será en el momento que sea "nuestra hora" de partir y ese es un hecho que se da para todos igual, no hay distinciones ni concesiones para resolver temas que no se hayan resuelto antes, ante la muerte todos somos iguales, creo que es ahí donde únicamente no cuenta la posición social que se ocupe para que la Dama e Negro nos visites y nos lleve al otro lado. Me gusta lo que dices, Mila, me gusta pensar y me quedo con ese mensaje que nos dejas, todo es vida, somos energía y la energía no desaparece, se transforma, por tanto, la muerte no existe si pensamos que la vida es imparable de una u otra forma.
ResponderEliminarTenía muchas ganas de llegar hasta aquí, me ha costado un poco encontrar la entrada pero lo hice con éxito jajaj
Una texto magnífico querida Mila, controvertido tema que has sabido elaborar con tu característico buen y bien saber hacer. Una gran reflexión con un gran mensaje de VIDA!!!!
Un abrazo inmenso a tu bello Ser con todo mi cariño.
Muchas veces te digo que tus comentarios son como reflexiones, y, a las que puedes dotar de; VIDA. (nunca mejor dicho, en este caso, jjj.) Con la muerte pensamos que vendrá tarde a buscarnos, y aún así, se suele aferrar a la vida precisamente por los apegos y a ese temor desconocido llamado muerte. Cuando se va acercando, para algunos, el temor aumenta, bien sea por lo que va a dejar, o, porque se siente culpable de... no olvidemos que la culpa, por desgracia, acompaña nuestra vida y también, hace que se tema a a la muerte.
EliminarSin lugar a dudas, para mí, que no hemos sido educados para llegar hasta ella con naturalidad, sabiendo, que nada perdemos y que la culpa, también fue originada a manos de los mortales.
Me alegro un montón que encontraras la entrada, querida Marina. Tu huella y lectura es un lujo para mí. Un millón de gracias, preciosa amiga.
Abrazo inmenso a tu bello Ser, corazón.
Una magnífica e inspirada reflexión, querida Mila. No nos paramos a pensar en la muerte y cuando lo hacemos, no sacamos nada en claro sino miedo, incertidumbre y rechazo. Como dices son continuidad la vida de la muerte, realidades inevitables para todo Ser que ya es, una ley de la que ninguno escaparemos. Quizás las pérdidas que conlleva la muerte respecto a lo material y emocional sean lo que más tememos, el hecho de pensar que no nos llevamos nada y que no dejamos nada de nosotros atrás. Pero no es cierto, toda una maleta de vivencias compartidas, si hemos aprovechado bien nuestra "estancia" en el mundo, nos acompañará y al mismo tiempo quedará para los nuestros. Son muy difíciles los desapegos y estoy segura de que si los practicáramos, si habláramos más y con mayor naturalidad de ellos, nos iría mucho mejor. Después de todo la muerte es el desapego definitivo, no?.
ResponderEliminarHe encontrado este texto por casualidad, pero me alegro muchísmo. Me ha encantado meditar contigo sobre algo que solemos evitar sin motivo y no para nuestro bien precisamente. ¡Gracias!
Un abrazo enorme que traspase tiempo y espacio, querida amiga.
Mi querida, Julia. Ante todo, disculpa la demora en responder, no entro mucho últimamente por el PC y se me pasó, (por suerte encontré) tan estupendo comentario.
Eliminar¡Que buena reflexión hiciste!
Extrajiste del texto una esencia a memorizar, y es, lo que muchas veces me he dicho, tal vez, al no tener hijos, pero ahora se que eso, da lo mismo. Lo importante es lo que dices; si aprovechamos la estancia en este plano eso lo llevaremos y nuestro paso por la vida nunca habrá sido en vano. Los hechos quedan en la conciencia del mundo. Y si, Julia, la muerte es el desapego definitivo. Morimos, y entramos en otra vida, y cuanto más ligeros vayamos, mejor, renaceremos sin tanta carga.
Me alegro muchísimo de que encontraras en texto, y me dieras oportunidad de leer tu bonito y sabio comentario. Un placer responderte y acercarme a ti a través de este humilde pensamiento.
Un abrazo enorme, y que también traspase tiempo espacio, mi linda amiga.