En una reunión de amigas, comentábamos acerca
de la gran sequia que está sufriendo la Comarca del Matarraña, lugar en el que
vivo. Todos los habitantes hemos podido comprobar cómo durante días, el cielo
se cubría de espesas nubes, presagiando tormenta y torrenciales lluvias,
esperanzados, nos preparábamos para la bendita, deseada y tan necesitada agua.
Sin embargo, las nubes se disipaban y cada vez, apenas caían unos litros que se
secaban al poco.
La tormenta junto a la lluvia pasaba de largo
por la Comarca, quedándonos con las ganas. Al parecer, desde hace años se sabe,
se comenta, y ahora tocó por aquí, conocer mejor el maquiavélico plan de las compañías
aseguradoras de cosechas de melocotón de Calanda, y viñedos de la zona, que, habiendo
sufrido pérdida a causa de una descarga de granizo estropeando producto
asegurado, enviaban avionetas para romper las posteriores tormentas y alejarlas
de la zona, para ello rociaban la atmósfera con yoduro de plata, un compuesto
tóxico altamente perjudicial para la salud humana. Muchos pudimos ver las maniobras de las
avionetas, al igual que sentir los cohetes que lugareños lanzaban al aire
con el mismo fin. El lugar damnificado está próximo al Matarraña, es inevitable
que también nos veamos afectados, respirando un aire insalubre que no se
aprecia pero está presente, y con restricciones en el consumo del agua, sin contar otros
desajustes mayores.
Adjunto enlace del periódico “El Mundo”
hablando del tema, por si queréis echarle un vistazo. Es de hace casi un año, pero la cosa sigue
como si nadie pudiera hacer nada al respecto.
http://www.elmundo.es/andalucia/2015/10/17/5620c5ae268e3ed71b8b4593.html
En la tertulia en la cual participé, comenté
que la ignorancia hace ver que unos van a salir ganando, cuando en realidad,
mientras haya quién pierde algo, nadie gana nada, más tarde o temprano todos
saldremos perjudicados en algún fin. Está demostrado, y se podía hablar de
muchos ejemplos que lo confirmarían…
(Volvemos al efecto mariposa.)
Una de las amigas, activa y muy dada a
emprender manifestaciones en contra de las injusticias, indignada dijo que, no
solo era cuestión de ignorancia, tenía que haber movilización, si queremos lo
mejor y a todos nos estaba afectando las malsanas maniobras de las
“aseguradoras”, nos tenemos que mover y alzar voz y manos para frenarlo.
¡Tenemos que movilizarnos todos! Dijo con bastante énfasis.
Tenía razón, y sentí
por segundos no ser una activista como ella, al menos en esta ocasión podría
reclamar mis derechos en algo que a mí me tocaba de cerca. Si deseamos
conseguir el mismo efecto tenemos que luchar unidos por la misma causa, y qué
mejor que la de tener agua de lluvia.
¡Se estaba atacando a la Naturaleza! Y si tenía que participar, lo haría.
No obstante luego razoné con cariz diferente,
si bien es cierto que cada quien tiene un papel en la sociedad, en la vida en
general, no sé, si yo participase en lo que no estoy habituada y de hecho nunca
fue mi ideal estar en esos envites, bien podría estropear de alguna manera la
buena voluntad de quienes sí la tienen, y que de hecho, podría ser una de sus
misiones de vida.
Y es que creo, que a cada quién le toca jugar
en la vida con sus mejores bazas, y no todos tenemos las mismas ni necesitamos
tenerlas. Es posible que mi papel en este empeño sea, simplemente, hacer correr
la voz con la mejor intención de ayuda para solucionar un grave problema.
Bien sabemos, que para esto, y para todas las atrocidades que arremeten contra el planeta, todos disponemos de herramientas para erradicarlo.
Bien sabemos, que para esto, y para todas las atrocidades que arremeten contra el planeta, todos disponemos de herramientas para erradicarlo.
Mila Gomez.
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