Se nace con el conocimiento, a muy corta
edad se ha olvidado y se va preparando para participar en la vida y la sociedad
con un programa específico sin ningún recuerdo concreto. El propósito de vida
queda ligeramente al margen de lo que por instinto o intuición, el
subconsciente da una alerta y la memoria reconoce una afinidad, una pose, una
característica casi irreconocible pero altanera. Un Dèjá vu, te conozco, esto ya lo he vivido,
visto...
Un hilo
conductor condujo a Toña hasta Adela y a esta a Toña. En ese hilo iba una conexión que ellas
reconocieron como una unión, dentro del subconsciente.
Uno de los propósitos de vida de Adela era
conocer a Toña de distinta manera y hacer las paces con ella. Ni a Adela ni a
Toña le importaba lo sucedido en otra vida juntas, tan solo querían verse como
hermanas, lo que nunca por derecho de Ley Divina dejaron de ser. ¡Eran almas!,
el cuerpo simplemente les serviría de vehículo, y despiste. Para ello escogieron
cada una un recurso terrenal con el
que poder identificarse y llevar a cabo la mutua tarea.
∞∞∞
El
apego, o recurso
físico y emocional escogido por Adela para vivir la experiencia, fue la soledad, aquel abandono que en la
primera vida no supo conquistar, y se sintió perdida, sola, traicionada y separada
de la vida y la hermandad, por el que tuvo que mendigar la compañía de su
familia, dando lástima, y en la
siguiente vida continuó sintiéndose sola a pesar de tener tres hijas y esposo. Soledad.
Para que pudiera ver mejor los efectos
de la soledad, sus hijas, incluida Eva, (Santiago) tenían el acuerdo con su
espíritu, de dejarla sola con su cometido llamado Toña, por eso no vivían cerca
de la madre. Eva (Santiago) haría de testigo entre las dos para ayudarlas en el trato,
y sintieran en ella/él un apoyo moral, y al igual que en la otra vida, sin
inmiscuirse demasiado.
Sin embargo Adela estaba defendiendo el papel
de vida al doblegar su orgullo y seguir con Toña pese a soportarla a duras
penas, aún se sentía desamparada por sus hijas, y la vida. La soledad apretaba, pero en su dignidad,
Adela aguanta.
Toña escogió para la experiencia un recurso, o apego, que fue la comodidad,
aquella frialdad con la que en la vida pasada quería lo de los demás sin haber apenas
trabajado, al marido, el cuñado que le resultó fácil presa. Esa comodidad la
seguía manteniendo ahora con Adela y a pesar que también a ella le estaba
costando soportar, seguía con su plan, hasta, que vio que el tiempo elegido se
les echaba encima. Por lo que no tuvo más remedio, inconscientemente, de echar
más leña al fuego complicando con ello la convivencia con Adela, esperando que
diera el último paso.
Toña, en su comodidad, ya le da igual dejar de ser la cuidadora de Adela, pero
en su conciencia pesa la soledad de Adela y ha de estar con ella hasta que esta
reconozca que no está sola, están sus hijas, familia…
Ese hilo conductor, ha de poner otra
puntada, la situación es más complicada para Adela, por haber escogido un apego recurso con más carga emocional
que el de la comodidad de Toña, es
evidente.
El tiempo se acaba, espiritual y
evolutivamente Toña está a punto de cometer otro error, la comodidad ya le da
igual y va a abandonarla, pero al mismo tiempo va a dejar a su “hermana de alma”
sola, ¡otra vez!.
Adela necesita un empuje de alguien que
la quiera y confíe en ella. Un ser cercano, familiar, Rosa, que también
colaboró a favor del propósito de vida.
Lo que dio lugar.
Adela se decidió a reconocer que en su
soledad se encontraban sus hijas, familia…yendo a vivir acompañada, sintiéndose
viva en una cómoda soledad.
Hoja del diario; "Un Viajero en el Tiempo"
Gracias.
Mila Gomez.
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