Después de que Adela explicara y guiara
por los sucesos de la anterior vida, me lleva a conocer los pormenores de la
vida actual en la que también, con distintos cuerpos y nombres, está acompañada por Toña y Santiago.
Una suerte haber podido concebir en esta vida a tres
soles de mujeres. Siendo jóvenes las circunstancias quisieron que abandonaran el hogar familiar para continuar su destino
alejadas en la distancia, no en sí de sus corazones que aman a ésta pobre mujer
viuda que sigue enfadada con la vida y desconfiando de su buen porvenir. Que a
pesar de tenerlas siempre albergué una vaga sensación de soledad, y, a pesar de
sin fundamento, con la absurda sospecha de que la pequeña ocasionaría un
adulterio en casa de alguna hermana.
Ya a mi esposo traté como si me hubiera sido
infiel y despreciara, cuando él lo que deseaba era un hogar tranquilo y feliz, hicimos
difícil la convivencia y marchó su espíritu y en cierta forma, sentí alivio de
su partida. La memoria que había en mis células inconscientemente aún seguía enferma
por un desprecio que ocurrió sin estar él presente, pero no supe obrar de otra
manera.
Quedaron mis tres hijas cada una con su vida y yo
sola con la mía. Cuando me vieron con avanzada edad decidieron buscarme compañía
en otra mujer joven, vecina y con buenas referencias para ayudarme en los
quehaceres de la casa y tuviera apoyo moral.
Y a mi casa vino Toña con otro aspecto físico a
cuidarme y yo encantada, al principio, durante cinco años no había nadie mejor que ella, la volví
a sentir imprescindible como en aquella vida pasada que fuera hermana y en ésta
no reconocía como tal. La misma que me traicionó con el beneplácito de mi
esposo. ¡Pero qué cuidada y a gusto me sentí con ella, otra vez!
También, al igual que yo tenía su propósito de limpiar memorias de los recuerdos que tanto dañaron a ambas.
También, al igual que yo tenía su propósito de limpiar memorias de los recuerdos que tanto dañaron a ambas.
Para ésta ocasión de vida no había marido por
medio, solo tenía que dedicarse a mí por completo, y nos quisimos, aunque con
reservas.
Lo curioso que llega a ser cómo el subconsciente te da alerta de que aquella mujer es la Toña y yo la Adela de entonces. Algo dentro de mí intuía conocerla.
Cinco años procurando las dos vernos y querernos como verdaderas hermanas, del todo no lo conseguimos pero el respeto fue mutuo. Luego vino el control por hacerse con la casa y situación, Toña es muy autoritaria y yo me siento presa de la necesidad de tenerla cerca. Después, pasamos tres años en las que del amor al odio cada vez había menos trecho. Palabras sutilmente hirientes nos profesamos, y a espaldas criticamos, a veces despectivamente el comportamiento de una para con la otra.
Lo curioso que llega a ser cómo el subconsciente te da alerta de que aquella mujer es la Toña y yo la Adela de entonces. Algo dentro de mí intuía conocerla.
Cinco años procurando las dos vernos y querernos como verdaderas hermanas, del todo no lo conseguimos pero el respeto fue mutuo. Luego vino el control por hacerse con la casa y situación, Toña es muy autoritaria y yo me siento presa de la necesidad de tenerla cerca. Después, pasamos tres años en las que del amor al odio cada vez había menos trecho. Palabras sutilmente hirientes nos profesamos, y a espaldas criticamos, a veces despectivamente el comportamiento de una para con la otra.
La situación se tornó fastidiosa para ambas, yo
era la más perjudicada, anciana y lejos de las hijas y demás familia, sentía
desamparo e impotencia para decidir por mí misma, solo contaba con ella. Toña
quiere dejar el trabajo de cuidadora de una mujer por la que no siente mucha
simpatía, pero le doy lástima, me amenaza con irse y yo con despedirla, las dos
sabemos que el dinero que le retribuyo por su trabajo es demás justificado. Eso
la motiva a no cambiar de empleo. Está cómoda.
Para mis adentros rezo, tú no te vas hasta que yo lo decida.
Las tres hijas opinaron que lo mejor sería cambiar
a la mujer de compañía, pero yo siempre daba las mismas excusas; no hay nadie
que me conozca mejor que ella, dónde vamos a encontrar otra igual, ya no tengo
edad de enseñar a nadie, así un largo etcétera durante esos ambiguos tres años
en los que las dos nos aguantamos, y en los que el cariño igualmente estaba
como desaparecía.
De mis tres hijas, la única que defiende y
atribuye disculpa a Toña es la mayor,
Eva, que no es otra que el hermano de la vida pasada, Santiago, el que no se
atrevía a juzgarnos. Las dos congeniaron siempre y a pesar que también desea lo
mejor para mí y comprende que no puedo estar más tiempo con Toña, Eva
(Santiago) decía que no comprendíamos a Toña y que era buena mujer. Vuelve
sutilmente a defender a Toña.
De irme de mi casa solo quiero ir a la de Eva, hija
preferida por la que siento esa clase de confianza que confiere la sensación de
compartir raíces profundas. Eva rehúsa el compromiso porque de siempre intenté
controlarla, más que a sus hermanas, y le disgusta y afecta que critique su obesidad,
algo que cuando era Santiago criticaba en la Adela que fui. Intercambiamos papeles.
Quiero quedarme y marchar, estar con Toña y sin
ella, poseo las dudas de no saber lo que me conviene y una soledad en la que
estoy a gusto. Mis hijas quieren ayudarme pero yo no las dejo. Y al cuerpo en
el que habito se le ha añadido tiempo a la espera de deshacer el enredo que
allá, con otro cuerpo lié en colaboración con dos personas que portaban la
misma sangre que la mía. Pido al tiempo otorgue suficiente largura para marchar
con el perdón y el amor de quienes compartieron conmigo una desdicha mal vista.
∞∞∞∞∞∞
Rosa, amiga que solicitó mi ayuda en un plano astral, en un acto de claridad mental por fin pudo comprender lo que necesitaba su parienta, que habiendo cumplido con el contrato de vida para con Toña y Santiago precisaba de un nuevo hogar, alejada de la que fuera hermana en la anterior vida. Rosa le ayudó a encontrarlo muy cerca de ella y Adela, está cómodamente instalada aprendiendo y enseñando de otras experiencias de vida, bien amada y atendida por sus hijas. Cuando hizo la mudanza, Toña estuvo allí para despedirla, ambas se abrazaron y besaron y fue a Toña, que Adela dejó parte de sus posesiones materiales y con ellas el perdón que se otorgaron.
Fin
Hola del diario de; "Un Viajero en el Tiempo"
Próxima entrega, reflexión sobre el propósito de vida de
Adela. CLICA AQUÍ Para leer.
Para leer anterior vida de Adela, Clica Aquí.
Gracias.
Mila Gomez.
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Mila Gomez.
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