Cierro mis ojos y te imagino, uno por uno todo los aspectos que compone la apariencia de lo que eres para
mí.
Te agradezco que me hayas acompañado en este día a pesar de las
incongruentes órdenes que te impuse obedecer.
Siempre tan servil, sincero en tus demostraciones y callado en consentir.
Disculpa si con algunas de mis demandas al esforzarte en cumplir, padeciste por ello quebranto o algún malestar indebido.
Créeme cuando te digo que eres mi mejor amigo, el aliado más fiel que he conocido y que gracias a ti, tengo las mayores satisfacciones y porque no decir, también comparto contigo el uso de mi inconsciencia.
Siempre tan servil, sincero en tus demostraciones y callado en consentir.
Disculpa si con algunas de mis demandas al esforzarte en cumplir, padeciste por ello quebranto o algún malestar indebido.
Créeme cuando te digo que eres mi mejor amigo, el aliado más fiel que he conocido y que gracias a ti, tengo las mayores satisfacciones y porque no decir, también comparto contigo el uso de mi inconsciencia.
Te pido cosas que ni yo misma entiendo y es que a veces no recuerdo que fue, la absurda idea que te hizo padecer.
Te he hecho daño muchas veces y lo lamento, no siempre me doy cuenta de lo frágil que resulta ser tu administrador, el canal por dónde distribuyes la información que te transmito.
Tú me adviertes del error, y yo solo soy una mente intranquila que a veces no sabe en donde se encuentra, remotamente alejada del presente y del momento que nos puede hacer felices a los dos.
Tengo propensión a comunicarme con desatinos, con un parloteo constante que no siempre puedes comprender, que te agota y esfuerza, y en lugar de energizarte te convierte en impulsos de debilidad.
No siempre me doy cuenta que tú escuchas todas mis palabras y reaccionas
ante ellas como cualquier buen amigo, al que se le pide con cariño algo que sin
tener pies ni cabeza, se brinda presto a solicitarte ayuda a pesar de ser
él, quien se lleve la peor parte.
Nos hemos unido para la vida entera y es preciso que yo, la mente poderosa, se
acuerde de ti, mi cuerpo, cuando divaga en ideas que tú también has de intervenir.
Poseo en ti cuanto necesito para transitar por los caminos más duros y
por la blandura de cualquier dominio. Respeto tu figura y te conmino a que
avancemos juntos desde el mismo lugar, desde el principio y en continuidad, sin
distracciones y prestos a cumplir con alegría nuestro papel en la humanidad.
Mila Gomez
Mila Gomez
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