Berto no tardó
en volver a nacer, a su Alma le urgía librarse de una inmerecida culpa para
superar un propósito de vida. Verse noble y capaz de valorarse como persona. En
dos vidas fallado. Decidió su Alma, con alegría de poder participar en los
envites de la vida junto a otras Almas, venir encarnado en cuerpo de mujer. Se
puso para ello algún obstáculo, una señal recordatorio de cuál fue, su último
error en vida. Y vino con la firme proposición de culminar su obra hasta el
final, sin mediar ella por medio y dejando que la vida se encargase de
guiarla.
Berta nació en la casa de un barrio normal de una ciudad, en la que tendría que sobresalir de alguna manera para sentirse a gusto consigo misma. Era del montón en cuanto a estatura y fisonomía, más bien fea que guapa, baja que alta, particularidades por las que no destacaba en cuanto a beldad, y más tarde demostró no ser una genio en los estudios.
De pequeña no le importó comprobar que
sus dos hermanas crecían más altas y bonitas que ella. Tampoco demostraba interés a su
peculiar marca de nacimiento, ¡hasta la divertía!; una filigrana enrevesada de color sangre
venosa. Una hendidura en la muñeca de la mano izquierda, parecida a un
profundo corte que de vez en cuando le producía un calambre, se iba ensanchando tapando casi la totalidad del brazo, subía
hasta el final del cuello y descendía hasta terminar en el corazón, cubriendo
parcialmente el seno.
La vida se le complicó a Berta nada
más empezar el colegio. Los niños, y después adolescentes, se encargaron de que
se viera como una especie de obra circense. Aquella atrevida marca sobresalía por el
escote de su figura coqueta, nublando su sonrisa y emergiendo una tristeza.
¿Qué hice mal?, se preguntaba cuando se burlaban de ella.
Nunca disfrutó de un buen nado en el
mar, a pesar de que lo deseaba. Con
su ropa, procuraba poner la que le tapase "la fealdad". Cuellos cisnes y mangas
largas hasta en verano, uniforme
corporal con el que se sentía a gusto y más próxima del resto. Su familia la observan hermosa, y animan a
lucir su cuerpo sin darle tanta importancia a
una gracia de la vida. Su
señal de recuerdo.
En su naturalidad humana está un toque
exquisito, a todas las personas que conoce las trata con sumo cariño y delicadeza, es
sociable y alegre, de una dulzura que atrae y envuelve a quienes están cerca.
Motivadora y generosa. Cualidades por la que se da a querer y pasa
desapercibida su figura poco llamativa, que además, procura llevarla bien
arropada.
No era igual cuando se trataba a sí
misma, hablándose sin miramiento y hasta despectivamente. ¿Por qué he nacido
con esta horrible marca roja? ¿Por qué, por qué…? Para ella no había un cambio en
la pregunta, ¿para qué?
La culpa asomaba, y se veía herida por haber obrado mal en algo que no
recordaba, por consiguiente, el ego ofendido le hacía parecer desmerecedora de conocer el amor. ¿Quién la
iba a querer con semejante tacha? Si al menos hubiera nacido hombre...Pero ella… Solo quería amar.
Un frío día de otoño en la que iba
tapada hasta las orejas, le presentaron a un joven que estudiaba en la misma
universidad que ella. Salva, así se llamaba, uno de los más cotizados entre
muchas universitarias.
¡Y lo que puede obrar una tacha sin mancha! Que Salva no pudo desoír la alegría de Berta por mucho tiempo, y pronto se enamoró de ella y su gentileza, obviando lo que a simple vista no le importaba.
¡Y lo que puede obrar una tacha sin mancha! Que Salva no pudo desoír la alegría de Berta por mucho tiempo, y pronto se enamoró de ella y su gentileza, obviando lo que a simple vista no le importaba.
Berta se enamoró de él a primera
vista, y al verse después amada, acrecentó su temor y culpa, ¿Qué pasaría cuando llegase los
primeros calores y tuviese que ir despojándose de ropa?, luego el verano..., ¿Y
cuándo intimasen? O su rostro fuera acariciado por la mano de su amado, que
distraídamente, llegase a la Señal de su fealdad.
Berta vivió otoño y el invierno,
controlando sus impulsos de abrazar a Salva y apartándolo del contacto íntimo.
Pero al llegar el calor y las vacaciones en la universidad, Berta lo apartó
tanto, que Salva se sintió despreciado en su loco amor.
La joven va sin rumbo escuchando sus pensamientos de reproche; no ha sido
valiente para sentirse digna de ser amada. Tremendamente desdichada intenta comprender, el por
qué la marca
le hacía verse tan fea e infeliz. ¡No
era para tanto! Y mientras, un
conductor de coche ha de frenar bruscamente propinando una caída a la chica, y
ocasionándole contusiones en el área izquierda en donde está localizada su
marca, y muy cerca del corazón.
¡Mi corazón! , pensó, nada más
despertarse de la caída.
-Pude haber
muerto, o bien perdido el brazo junto a la Señal de nacimiento.
***
Pasó enajenada un buen lapsus de tiempo contemplándose desnuda ante el espejo de su habitación.
***
Pasó enajenada un buen lapsus de tiempo contemplándose desnuda ante el espejo de su habitación.
-Esta marca que rara es.
Habiendo estudiado por los libros, en especial esotéricos el significado de ciertas clases de
marcas natales.
Por ende se
decía;
-Es una señal de Karma, un recuerdo de otra vida. En alguna o varias de las pasadas algo
horrible sucedió por mi causa, o participé en una tragedia en la que salí perjudicada. Un gran dolor a alguien, ¿tal vez a mí misma? Esta marca con hendidura en la
muñeca intuyo, que es motivo de mi culpa o pecado. ¿O no? ¿Qué significará?.
Comienza a verse con benevolencia, y
acto seguido asoma el ego cuestionando, si clausurarse en casa, o tomar un bote
de somníferos que la lleven a los confines del sueño para no despertar jamás. Cualquier
cosa sería preferible antes que sentirse desamada.
Entonces se fijó en una frase que tenía enmarcada, “Haz siempre lo imposible, no te
rindas”.
Y por suerte decidió; Si Su señal la iba a acompañar de por vida,
mejor aceptarla corriendo el riesgo de ser despreciada por ella, que vivir sin
saber hasta qué punto podía ser amada.
Era fea, y por alguna extraña
razón se gustaba.
Valerosa, marcó un número en la computadora y conectó vía al amor.
Cuando Salva la tuvo enfrente con la marca descubierta, tan solo
contempló a Berta con los ojos de un enamorado.
Y sus manos, quedaron selladas...por un soplo de tiempo...una vida o
dos vidas...una eternidad...
Berta se dio la oportunidad de ser
feliz y agradeció, a la gracia
de la vida por haberla hecho
valiente y merecedora de ser ella misma.
FIN.
Hoja del diario de "Un Viajero en el tiempo".
Mila Gomez.
Gracias por seguir las historias de Berto, ojalá te hayan parecido amenas de leer y conocer.
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