En la segunda vida que coincidí con
él, Berto traía consigo un recuerdo amargo grabado en su memoria celular, lugar en
donde guarda los recuerdos de todas las vidas tenidas. Son las creencias que experimenta con un
determinado cuerpo como si fueran reales.
En la primera vida, Berto la vivió creyendo que no valía para nada, a pesar de ser un buen niño y posterior buen hombre. Murió creyéndolo, y esa creencia se la llevó para volverla a traer en la siguiente y desprenderse de ella.
Su Alma sabe que no es real, no es más, que un ilusorio espejismo, sin embargo, arropado por otro cuerpo su ego no le permite liberarse de la absurda creencia. No luchó lo suficiente en la siguiente vida contra aquello que le oprimía, solo escuchaba de nuevo a su ego, a su forma física repetirle que no valía para nada.
Su Alma, en la quietud, en momentos lúcidos de meditación, le muestra que su vida es valedera, útil, necesaria, que solo tiene que continuar pese a todo, a la adversidad, a la pena, que no existe nada más que un paseo por la vida física, llena también de felicidad y logros. Le muestra al verdadero amor en la presencia de su esposa, hijos, familia, amigos, y posee un nivel social aceptable en todo su entorno.
El espíritu de Berto continua siendo débil, su Alma lo deja actuar en libertad, y a su mente la dirige el ego con la misma creencia de desvalorización personal, tentándolo a terminar con la vida, y vuelve a creer que al no valer para nada, no merece seguir viviendo.
En esta ocasión de vida no quiere esperar a consumirse por ella, y prefiere terminar él con la vida.
Es entonces cuando su espíritu débil acepta la propuesta del ego a quitarse la vida, puesto que cree no merecer vivirla. Se suicidó, y cometió el mayor daño que se podía hacer a sí mismo. A partir de la separación, el Alma de Berto quedó entre la vida y la muerte, atrapada en un infierno acorde a su creencia de no merecer vivir, el más engañoso castigo, pues él era la propia vida.
Su misión en la Tierra quedaba cortada en un punto de su camino, y en ese recorrido estaban caminando muchas Almas al lado suyo. Otras personas que verán alterado su destino, vida, decisiones y ataduras, no tendrán más remedio que obrar sin la influencia que Berto habría de ejercer sobre ellos, para bien o mal.
Cuando Berto sesgó su propia vida rompe su papel en ella en pedazos, quedaron hijos, conocidos y gentes por conocer, que habrán de recomponer esos pedazos que Berto dejó esparcidos. Y esas gentes están ligadas a otras y así sucesivamente. Los pedazos los han de recomponer otros, y otros…¡Quién sabe! ¿Cuántas vidas quedarán afectadas por la falsa creencia que Berto tenía de sí, y de la vida? ¿Quizás seamos todos los que la padezcamos?
En la primera vida, Berto la vivió creyendo que no valía para nada, a pesar de ser un buen niño y posterior buen hombre. Murió creyéndolo, y esa creencia se la llevó para volverla a traer en la siguiente y desprenderse de ella.
Su Alma sabe que no es real, no es más, que un ilusorio espejismo, sin embargo, arropado por otro cuerpo su ego no le permite liberarse de la absurda creencia. No luchó lo suficiente en la siguiente vida contra aquello que le oprimía, solo escuchaba de nuevo a su ego, a su forma física repetirle que no valía para nada.
Su Alma, en la quietud, en momentos lúcidos de meditación, le muestra que su vida es valedera, útil, necesaria, que solo tiene que continuar pese a todo, a la adversidad, a la pena, que no existe nada más que un paseo por la vida física, llena también de felicidad y logros. Le muestra al verdadero amor en la presencia de su esposa, hijos, familia, amigos, y posee un nivel social aceptable en todo su entorno.
El espíritu de Berto continua siendo débil, su Alma lo deja actuar en libertad, y a su mente la dirige el ego con la misma creencia de desvalorización personal, tentándolo a terminar con la vida, y vuelve a creer que al no valer para nada, no merece seguir viviendo.
En esta ocasión de vida no quiere esperar a consumirse por ella, y prefiere terminar él con la vida.
Es entonces cuando su espíritu débil acepta la propuesta del ego a quitarse la vida, puesto que cree no merecer vivirla. Se suicidó, y cometió el mayor daño que se podía hacer a sí mismo. A partir de la separación, el Alma de Berto quedó entre la vida y la muerte, atrapada en un infierno acorde a su creencia de no merecer vivir, el más engañoso castigo, pues él era la propia vida.
Su misión en la Tierra quedaba cortada en un punto de su camino, y en ese recorrido estaban caminando muchas Almas al lado suyo. Otras personas que verán alterado su destino, vida, decisiones y ataduras, no tendrán más remedio que obrar sin la influencia que Berto habría de ejercer sobre ellos, para bien o mal.
Cuando Berto sesgó su propia vida rompe su papel en ella en pedazos, quedaron hijos, conocidos y gentes por conocer, que habrán de recomponer esos pedazos que Berto dejó esparcidos. Y esas gentes están ligadas a otras y así sucesivamente. Los pedazos los han de recomponer otros, y otros…¡Quién sabe! ¿Cuántas vidas quedarán afectadas por la falsa creencia que Berto tenía de sí, y de la vida? ¿Quizás seamos todos los que la padezcamos?
Todos somos Uno.
Solo nos separa la distancia física.
El error de uno lo corregimos entre todos.
Hoja del diario de; "Un viajero en el tiempo"
Mila Gomez.
Continuará con la próxima vida, nueva oportunidad para Berto. Clica Aquí.
Solo nos separa la distancia física.
El error de uno lo corregimos entre todos.
Hoja del diario de; "Un viajero en el tiempo"
Mila Gomez.
Continuará con la próxima vida, nueva oportunidad para Berto. Clica Aquí.
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